Caminando hacia un Perú con menos pérdidas y desperdicios alimentarios.
El último viernes, 21 de Junio, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) organizó el taller de “Prevención y reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos (PDA) para un sistema alimentario sostenible en el Perú”, dictado en la sala de conferencias del Hotel Sol de Oro, Miraflores, Lima. En dicho taller participaron poco más de 20 especialistas representando a organizaciones del sector público, el sector privado, organismos técnicos, de consumidores, consultores, entidades académicas, cooperación internacional y organismos sin fines de lucro como la Red de Agricultura Ecológica (RAE) y Slow Food Perú.
Antes de continuar, definamos lo que son las pérdidas y desperdicios a nivel alimentario. Las pérdidas de alimentos se dan en instancias de producción, cosecha, almacenaje, procesamiento y embalado, y por carencias en el sistema de transporte y distribución. Por su parte, nos referimos a desperdicios cuando se presentan ineficiencias en los sistemas de comercialización al por mayor y al por menor, así como todo aquello que se desacha en hogares, restaurantes y otros espacios de venta y distribución de alimentos, en fresco o elaborados, para consumo directo. También podemos decir que la pérdida se genera por el desaprovechamiento que se da en la cadena entre el productor y el mercado; y que el desperdicio se encuentra entre el mercado y el consumidor final.
El evento se desenvolvió en tres momentos, el primero acercándonos al contexto global, y principalmente a la Región de América Latina y el Caribe, incluyendo los avances que se vienen dando en el Perú, en lo que respecta a la prevención y reducción de PDA. El segundo momento se enfocó en los puntos críticos sobre pérdidas y desperdicios alimentarios en las cadenas de alimentos básicos del Perú y la evolución en el marco jurídico. El tercer y último momento presentó experiencias locales en el manejo de PDA y se armaron grupos de trabajo para el análisis y planteo de propuestas frente a los problemas identificados en el taller.
La primera etapa estuvo a cargo de Sara Granados, consultora en sistemas alimentarios inclusivos y eficientes de la Oficina Regional de la FAO para América Latina y el Caribe (ALC). La consultora precisó que en la Región se ha presentado un aumento considerable de la malnutrición, que incluye tanto problemas de hambre y desnutrición, como de sobrepeso y obesidad, que cuantitativamente representa 39.9 millones de personas desnutridas (11% regional), de los cuales 6 millones son niños (11% regional), y a lo que le sumamos 96 millones de personas con problemas de obesidad (22.81% regional). Entonces, los desafíos para la FAO son poder dar solución a estos problemas de malnutrición, enmarcándolos en la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), promoviendo un abastecimiento adecuado y equitativo, con una disponibilidad óptima para erradicar los desiertos alimentarios (espacios geográficos donde no llegan alimentos saludables y/o culturalmente apropiados).
Dado este contexto, Granados nos llama a observar la situación actual sobre las pérdidas y desperdicios de alimentos en el mundo, la cual desaprovecha 1300 millones de toneladas de alimentos al año, equivalente a cerca de un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano. Sólo en América Latina se desaprovechan 223kg de alimentos por persona al año, y si no existieran pérdidas o desperdicios en los puntos de venta directa a consumidores, 36 millones de personas cubrirían sus necesidades calóricas en la Región, según datos de la FAO. Finalmente, la representante regional de la FAO destaca los trabajos en prevención y reducción de PDA en países como Argentina, Colombia y Uruguay, pueden servir de ejemplo para adoptar y adaptar estrategias, metodologías y políticas para el control del desaprovechamiento alimentario en Perú.
En la segunda parte del taller representantes del Ministerio de Agricultura y Riego (Minagri), consultores y consultoras para la FAO, y expertos invitados, hablaron, en un principio, de la Estrategia Nacional de Seguridad Alimentaria y Nutricional 2013-2021 como una herramienta que busca garantizar la disponibilidad y abastecimiento alimentario, y enfrentar así los principales problemas nacionales en materia de PDA. Estos problemas van desde dificultades previas a la cosecha, que incluyen embates climáticos, plagas o enfermedades, así como adversidades en la recolección, manejo productivo, almacenamiento, empaquetado o logística. Otros puntos críticos son la falta de infraestructura adecuada, mecanismos de precios, falta de marcos legales y mercados que respeten normas sanitarias o que no restrinjan el acceso por competencia.
Además, se dieron a conocer datos de pérdidas en 5 cadenas productivas de gran interés dentro del consumo nacional, así, la cadena de la papa tiene una pérdida anual estimada en 1,605,167 Tn, un 29.4% del consumo nacional, el tomate con el 42.9% de pérdidas por año, y algo similar ocurre con el plátano/banano, que anualmente llega a pérdidas del 43.32%. Por su parte, el jurel y el bonito, productos hidrobiológicos analizados por la FAO, tienen una pérdida aproximada del 30%, cada una. Si bien se trata de números representativos, se aclaró que siguen siendo cifras menores al promedio mundial, pero se está trabajando en el desarrollo de leyes de donación de alimentos para reducir estos porcentajes a la mitad.
En el tercer momento de la jornada se presentaron dos experiencias en manejo de PDA. Por un lado, el Banco de Alimentos, contó cómo vienen trabajando con empresas y corporaciones agroalimentarias en la recolección de productos alimenticios, en su mayoría procesados, que luego son distribuidos en diferentes organizaciones beneficiarias. Por otro lado, se presentaron representantes de la Empresa Municipal de Mercados (EMMSA), Municipalidad Metropolitana de Lima, manifestando los avances que vienen trabajando para el manejo de pérdidas y desperdicios de alimentos en los principales mercados de abasto de Lima, pero reconociendo de que aún falta mucho por hacer, principalmente en temas de formación y concientización de comerciantes e intermediarios.
Como reflexión, es importante reconocer el esfuerzo que vienen haciendo las autoridades gubernamentales frente a las exigencias de los gremios agrarios y la sociedad civil, pero aún queda muchísimo por trabajar en materia de extensión rural, investigación con real aplicación al campo y modernización del sector, la cual debe pensarse junto a todos sus actores, valorizando productos y mejorando las capacidades de acceso de los productores. Desarrollar acciones territoriales y fortalecer las redes y vínculos entre las organizaciones, con el objetivo de descentralizar los esfuerzos, optimizando el flujo de información y generación de conocimiento para la toma de decisiones en seguridad alimentaria y nutricional, y a la prevención y reducción de PDA. Es entonces vital seguir trabajando en la implementación del Proyecto de Ley que promueve la prevención y reducción de pérdidas y desperdicios de alimentos en todas las etapas de la cadena alimentaria, pero también, y no menos importante, comprometer a nuestras autoridades y representantes políticos con el cumplimiento de la Agenda propuesta por la FAO, para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible y conseguir así la seguridad y justicia alimentaria que nos merecemos como sociedad y nación.
Redacción: José Luis Zevallos Anfossi